Chingue a su madre el que se ofenda.

19 enero 2006

CUENTO CORTO -- 26VA TRILOGIA -- EMBARAZO EMBADURNADOR

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Me desperté hoy con la llamada mas agria de mi vida: Liz me cuenta que esta embarazada y asegura que soy el padre. Liz tiene 17 años.

Yo trato de sobrellevar la duda y el problema que se viene encima, luego de pensar por unas horas, decido avisar al trabajo que estoy enfermo; sin incapacidades avaladas por el IMSS, decido platicar con un amigo, que resulta ser mujer y lleva por nombre Jessica.

Jessica trabaja en un lugar llamado el “Tropics”, es mesera y sirve bebidas cada noche de la semana, la conocí porque lleva a su hijo al mismo colegio que el mío. Si, tengo un hijo de 8 años el cual me absorbe 47% de mis ingresos; todo determinado por un Juez de lo familiar. Mi vida esta jodida si ese hijo que espera Liz es mio.

Platicamos de diversos asuntos, Jessica y yo nos recostamos y como una de tantas veces, terminamos cogiendo sobre el futon de la sala. La nostalgia nos invade y recordamos aquellas salidas en grupo a los viñedos, donde nos ocultamos entre la cava principal y tuvimos cada quien su orgasmo. Siempre fue una relación dar-dar.

Después de venirme dentro de ella le pregunto sobre sus días, situación habitual cuando yo confío enteramente en la mujer en cuestión…tiene algo que decirme…

No tiene SIDA, pero si esta embarazada. Yo no puedo hablar, ahora si la angustia me invade y solo respondo que necesita saber de quien es. No hay duda, ella es una aventurera de bar, pero yo se que nunca deja de usar protección.

Cuando la vida te pone ante tales prerrogativas disyuntivamente complejas, es fácil perderse, es fácil también enfrentarlo y aguantar lo que venga, sin quejas, todo esta bien merecido.

No tendré un hijo mas, no habrá sendos escuincles.Me saltare el detalle de las numerosas semanas de gestacion...

Citotek, un paquete administrado en 12 horas es suficiente para que cada una se deshaga de lo que lleve dentro. Ellas acceden, yo superviso la operación a distancia y barajeando tiempos. Afortunadamente ninguna se pone mal y no pasa de un par de días de sangrado y cólicos abundantes, mas no importa. Yo estoy a salvo.

Sentado en un parque medito sobre todo esto.

Todos los días me acuerdo de la imagen del hijo de Jessica. Es su hijo, no mío – me repito siempre para sentirme mas tranquilo.

Y después de todo, yo sigo con mi vida normal.

¿Qué importa un engendro cabron, que nunca vio ni pensó.

Me vale madres que sufra ella, la naturaleza nos hizo así, ella sufre con la panza, yo sufro con la responsabilidad.

Mejor muerto a que viva mal.

Siento que nunca podré olvidar esto, siento angustia, tengo sueños por las noches.

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Jajajajaja Pero no pasa nada, hoy, ya recuperadas mis chicas y yo con nuevos planes de desarrollo personal, no sentimos nada, ellas se ríen del incidente mientras juntos, disfrutamos de las mieles en la sincronización de orgasmos. Es una falacia eso del arrepentimiento, que como siempre he pensado, es para cabrones débiles y sin decisión. Hasta un trío nos aventamos en el cumpleaños de Liz…

Las indefiniciones y el arrastre involuntario es premiado con lastres de por vida, hoy me alegro de no haber tenido a ese par, que hoy no tendrían padre, tendrían una madre puta y probablemente serian puñales de grandes, ya que responderían a la disfunción familiar y a la falta de figura paterna que buscarían en un macho marica.

Yo a mis amigos les recomiendo el aborto, eso sana en un rato…un hijo es un estorbo para toda la vida, cuando lo dejas salir del útero sin haberlo planeado, deseado o aceptado…y matarlos después de nacer, resulta un tanto mas problemático y arriesgado; matémoslos pues adentro, que adentro no hay pedo.

Y ASI LO "CREE" EL ATEO®...