Chingue a su madre el que se ofenda.

13 julio 2005

LA HORA FELIZ XIV

El hombre cómodamente sentado recibe a su compañera que se encaja a su cuerpo sentándose también sobre su pene. La mujer puede hacerse desear tomando el pene con la mano y posándolo sobre su vagina haciendo movimientos suaves sobre ella, pero sin introducirlo. El hombre puede imponer su voluntad presionando a la mujer hacia su miembro lentamente, mirándola a los ojos. La pasión del abrazo, los juegos de lengua y las espaldas de ambos al alcance de la mano para causar escalofríos en el otro, son algunas de sus bondades. La doma puede ser un camino hacia un orgasmo intenso y cachondon, de las posiciones mas fáciles y versátiles, porque con espacio al reclinarse se puede convertir en alguna variación interesante. Y ASI LO "CREE" EL ATEO®...