Chingue a su madre el que se ofenda.

03 octubre 2005

RELATOS FICTOS -- DE CREER EN LA GENTE...INDAGACION REPETITIVA

De confiar, de creer, de entregarse.

La psiquis humana es diversa, es profunda e ininteligible. Los motivos de cada persona son totalmente impredecibles, se uniforman dentro de parámetros pero terminan por variar en causas y consecuencias.

¿Se puede confiar en la gente?... ¿Se puede esperar algo de los demás?... ¿Es valido?

A mi no me parece, no me funciona, desconfío y esa desconfianza afirma la confianza en mi mismo, dudar de los demás me parece mas valido que depender de las variaciones en los parámetros de alguien mas. Desde entregar las llaves de tu auto en un valet parking, hasta amar a alguien. Las dos dolerían, perder un carro o perder “las nalgas”…cuando te entregas totalmente…

Pero aun más peligroso que confiar, es creer. Creer te disuelve en la esperanza, en la observancia, en la contemplación…la gente es cabrona, con parámetros o sin ellos, no puedes confiar en la voluntad y los caprichos del prójimo, todos somos egoístas, desde el que dona dinero en busca de reducciones de impuestos y la pantalla de buena gente ante la sociedad, hasta el que no dona nada porque no le importa lo que pase fuera de el…siempre hay intereses personales ocultos en cada acción humana, nada es con la finalidad de ayudar, nada es tan sincero como aparenta…

Pero que pasa cuando alguien que piensa así comienza a sentir confianza…desea sentir confianza incluso en gente que jamás hubiera sido opción para ese desinterés emocional. ¿Qué pasa si deseas confiar en el gobierno, en la televisión, en una mujer? ¿Qué pasa cuando estas debatiéndote entre la entrega y el voltear todo y buscar tu propia protección, tu propio egoísmo, el regreso al objeto de la duda?

¿Qué hacer si el mexicano recobra por su propio bien emocional y social, confianza en lo impensable, recobra confianza en el mal conocido, regresa a creer en el PRI?...

Hoy la duda me cubre, el umbral de la confianza amenaza mi panorama y no quiero ser tan pendejo como para confiar o tan imbecil como para dejarlo pasar.

Y ASI LO "CREE" EL ATEO®...