Chingue a su madre el que se ofenda.

09 noviembre 2005

DE LETRAS LIBRES Y SUS NECEDADES...

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Noviembre 2005 - Número 83 Welcome to Tijuana

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LETRAS LIBRES

¿Por qué fascina Tijuana? La primera y más fácil respuesta es en realidad un espejismo: por la estridencia de sus mitos. Tijuana, según esto, es la zona franca donde cunden la violencia y el libertinaje, la franja fronteriza que facilita una espontánea hibridación cultural, la Tercera Nación, un experimento en llamas. Pero esa definición de Polaroid, tan efectiva para cierto tipo de turismo extremo, fija y congela a una de las ciudades más huidizas del orbe. No dejarse encuadrar es parte de su esencia: Tijuana se mueve constantemente, desafía el pie de foto, es dinámica por el tesón de sus resistencias. Lo que ahí sucede no es la mezcla de un Norte también mitificado y un Sur que expulsa, sino la fértil indocilidad ante ambas fuerzas. Ciudad-cornisa, lo que Tijuana ofrece es vértigo y vientos encontrados; vaso comunicante, su elemento es el agua, la cultura esencialmente inasible. Fascina porque es de nadie.

En esta nueva entrega de Letras Libres, Tijuana sólo se deja acotar: Miguel León-Portilla visita su historia ancestral y Federico Campbell la moderna; Antonio Navalón y Jordi Soler la ven extranjera; Heriberto Yépez y Rafa Saavedra, íntima. Pero habría que estar ahí para entender que su postal es imposible.

Además, Arthur Schlesinger Jr., que vivió la guerra de Vietnam desde la oficina oval como consejero de John F. Kennedy, la compara con la actual de Iraq. Sabina Berman desmenuza los méritos literarios de Harold Pinter, atajando con base en su experiencia de dramaturga el rumor —dispersado por él mismo— de que el Nobel se lo concedieron por su oposición a la misma guerra. Y Dora Reym y Christopher Domínguez ven un conflicto más antiguo, la conflagración mundial de 1939, desde perspectivas distintas, pero complementarias: Reym desde el vibrante y conmovedor testimonio de su paso por un campo de exterminio, y Domínguez desde el edénico exilio californiano de Thomas Mann, a cincuenta años de su muerte.

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LA OCIOSIDAD DEL ESCRITOR TIJUANENSE

POR EL ATEO

Hace un rato tuve el desagrado de leer esta pendejada hecha literatura de revistilla pretenciosa. En ella se menciona acerca de Tijuana, una zona donde “cunden la violencia y el libertinaje, la franja fronteriza que facilita una espontánea hibridación cultural…”, lo que resalta en mi un conjunto de dudas…¿Es una característica privativa de esta ciudad?...¿No existen acaso otras ciudades con, no digamos violencia y libertinaje; mas sin embargo igual o mayor violencia y libertinaje en el país?...la hibridación cultural, que en efecto exalta la Tercera Nación, es peor que una definición Polaroid, es una definición de comida rápida, de chuchulucos de Sanborn’s, donde por cierto abundan los libros de los cabrones que escriben estas mamadas.

“Lo que ahí sucede no es la mezcla de un Norte también mitificado y un Sur que expulsa, sino la fértil indocilidad ante ambas fuerzas…” Cualquier persona que haya vivido un poco desligado a esos conceptos fast food de la frontera y de su “enigmática personalidad”, sabe que el norte, es un mito, pero es un mito que comparten principalmente los norteños, los oriundos, mas aun que la percepción que poseen los sureños del país; difiero pues en la “fascinación” un lugar sin mayores atributos que la historia reciente de caos y corrupción, no ofrece mas que terreno fértil para que algunos escritores, colgándose de ese concepto que vende en el centro del país, exploten a mas no poder las ideas de la migración, el libertinaje, el narcotráfico o incluso, la historia de Mario Aburto Martínez.

Los dos últimos párrafos exclaman delirios ridículos. Mira que compararla con Irak o filosofar con la postguerra es realmente una pretensión de alta cultura, de alta formación, que solo deja en evidencia algo: “El deseo de mostrar plata donde solo hay granito”.

La cultura tijuanense se reduce a el diario vivir de una ciudad como cualquiera en vías de desarrollo acelerado, con fuerte industria, sin pasado histórico relevante y con un futuro de trabajo; ya ni siquiera es necesario decir que poca gente cruza por aquí a Estados Unidos…eso es pasado, venga lo futuro, venga algo nuevo; no la misma verborrea que enardece el sentimentalismo de los Tijuanenses, aun pasando encima por el argumento mejor fundamentado.

Y ASI LO "CREE" EL ATEO...