RELATO FICTO -- ADVERS DIXIT

Hace algunos años me tope con una muchachita bastante rara. Su nombre era Viridiana y por mas de tres meses, me acoso hasta que logro seguirme rumbo a mi casa y allí llego mi maldición. Llego y toco, abrí y me saludo, de manera casual, de manera circunstancial. Según ella.

Platicamos un rato de esas cosas con las que se entretienen a las mujeres pendejitas que solo saben de mama, papa, hermanos y lecturitas de Rosa Montero o García Márquez. Cuando oscurecía, le pedí que se marchara. Intento besarme y accedí. A los 16 años uno hace cosas realmente estupidas.

La prostituta en potencia siguió buscándome en casa, hasta que me propuso lo peor: coger.

No accedí, pero después de un par de intentos por mamármela, rendido a sus labios regordetes, accedí.

Pero la perrita quería ser mi novia, fue allí cuando se fue a chingar a su madre, textualmente, ordenado por mi. La saque a jalones y le recordé, que le había reiterado mi desinterés por sus blancas lonjas y su estatura de basquetbolista marroquí. No me hizo caso y tuve que ser cruel. Una tarde, frente a todo el salón de clases, la deje en ridículo haciendo mofa abierta de su sobrepeso y apariencia de morsa, a los 16 años uno no se puede exigir mucho. Bueno, yo no.

No entendió y me busco de nuevo. La tuve que sacar empujando de casa y arrojarla a la calle, literalmente. Me manche de su pintura corriente mi uniforme.

Las mujeres locas siguen buscándome, locas y feas. Un día se les explican las reglas del juego, mi gran odio hacia su perfil intelectual y al siguiente día, están enamoradas. Yo no miento, si siguen allí es por pendejas o locas.

Caminar por la vida sin amor a la cotidianeidad y la masa (en cualquier sentido) es una feliz condena a la soledad. Disfruto mi tiempo sin problemas de horarios, mujeres celosas y sin la esperanza fincada en el amor.

Pero aun pienso en el tema; resulta que mi desinterés, como mera justificación de lo no obtenido, me hace ver ridículo.

Mis intentos por justificar mi apatía y desprecio, solo denotan que sigo pensando en ello, que me preocupa la materia y que es mi prioridad escondida, disfrazada; pero me niego a aceptarlo, mas aun, para sentirme diferente, que para mejorar mi vida.

Pero al estar frente a las locas que me persiguen, apagar el teléfono cuando me buscan o jugarles bromas con amigas de verdad, me devuelvo la esperanza única, la mayor: Mi intento por conseguir estadios, en los que nadie pueda influir, ni siquiera un cuerpo de modelo o un cerebro de intelectual. Ambas terminan por causarme aburrimiento y risa…tarde o temprano.

Lo mejor es que podran romperme la madre, pero mi corazon es inmune a estas alturas...

Y ASI LO "CREE" EL ATEO®...