Chingue a su madre el que se ofenda.

26 julio 2005

2 DE MUCHOS

En el hombre conviven 2 sentimientos opuestos a la vez.
Si un ser humano cae en una situación de desgracia, si ha perdido el trabajo, ha sido robado, murió alguien cercano o tiene una grave enfermedad; el sentimiento de compasión se hace presente, siempre, no importa que tan duro seas, siempre en algún momento ese sentimiento se apodera de ti, esa “tristeza”, al ver que alguien ha sido afectado y sufre…el sufrimiento conmueve, preocupa y atemoriza…quien al ver a su peor enemigo caído no siente preocupación por su muerte, por su estado…
Viene la calma, se avecina el momento de transición, la época de imposibilidades, donde la única capacidad, virtud disponible y útil es la espera…la paciencia…
En este periodo el análisis es involuntario, la afectación sufrida por el otro es una virtud para quien no la sufre, hablo de el pretendiente de la mujer que deseo, que al haber perdido una pierna a causa de una infección derivada de cortarse mal una uña, ya no puede caminar…en este momento siento simpatía por el, despreocupación personal y una falsa preocupación por su estado…ha dejado de figurar y eso beneficia…el análisis involuntario radica en la satisfacción que provoca la reducción de la amenaza, de la afectación de nuestros intereses...en un intervalo medio dentro del proceso, la calma se apodera de nuestros sentimientos íntimos…vuelve a tener el poder…y juro lo va a perder…
Cuando el afectado empieza a recuperarse, cuando se levanta totalmente de su crisis, nuestro sentir cambia, sentimos menos emoción y mas preocupación…en el fondo quisiéramos apoyar la desgracia, que regrese, que se hunda…sin darnos cuenta nos invade otro sentimiento que provoca hostilidad, envidia y ganas de que algo malo suceda…la alegría de la superación personal nos causa caída libre ante la plena imposibilidad… Y ASI LO "CREE" EL ATEO®...