Chingue a su madre el que se ofenda.

08 enero 2006

6TA NOVELA CORTA -- ANYA THUS

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Durante mi viaje a las rancherías de el Norte de Veracruz, cuando trabajaba en aquel memorable (memorable por lo inútil), programa de Educación Inicial, a cargo de la SEC, aprendí una cosa muy importante.

Este programa pretendía proporcionar a los padres de chicos menores de 5 años, herramientas para un futuro mas prometedor que el que tenían actualmente. Había que educar a los papas a ser padres, ya de paso se les enseñaba a no cometer errores innombrables. Yo no logre mi cometido y me arrepiento.

Siempre busque una plaza cerca de la capital, mi ciudad natal y a pesar de tener los requisitos para ser elegido, no tenia lo principal en la burocracia del PRI; un contacto sólido. No lo busque y a los 18 años me sedujo la idea de viajar, tener una casa en otro lugar, ganar 1500 pesos quincenales que no gastaría y lo principal, conocer a alguna chica de rancho y ver que podía obtener. A los 18 años debí quedarme a jugar Playstation cómodamente en casa mientras pretendía ir a la universidad. No lo hice y ese fue mi error.

Los viajes me separaban de Xalapa por 9 horas, la llegada a Panuco era siempre alentadora, un pueblo pequeño, la venta de panuchos en las esquinas y nada que hacer.

La seducción del misterio que encarnaba esa gente radicaba en sus costumbres. Y es que de vivir en una ciudad en crecimiento y pasar a una vida en una región en extinción es complejo. Pero Panuco era solo la “metrópoli” de paso.

Un viaje en autobús totolero, de esos que llevan animales y personas por igual era algo común, mis visitas a la Tía Paquita al Alto Lucero me habían acostumbrado al viaje. Pero el día en que vi un potrillo en la parte trasera del camión, me sorprendí. Después del viaje, se entraba en zonas montañosas donde las veredas perdian forma y se trasformaban en diversos caminitos, todos los caminos al exterior de la parada de retorno del autobús, partían de la misma, el punto era llamado el Centinela.

El Centinela era una pequeña meseta con una vista impresionante de la huasteca veracruzana y al pie de la majestuosa Sierra Madre Oriental; el boletín con las indicaciones decía que preguntara por la población de Nuevo Chicayan. Nunca imagine que aun era tiempo de regresar.

El Centinela tenía una pequeña tienda de abarrotes, donde la fecha de caducidad amenazaba y sobrepasaba la salud humana con un mes y un año. Los consumibles perecederos amenazaban con cifras que parecían ser días. Allí aprendí que el cuerpo humano logra acostumbrarse a esas banalidades sin importancia y que el pan Bimbo con lama no es peor que el normal, si se tiene hambre.

El camino que restaba era a paso de mula o caminando, 4 horas Sierra adentro.

Cuando viajo por el país o por el extranjero, siempre me alegro de ver, por carretera claro esta, que los cables de luz me acompañan. Los cables y las torres de luz siempre están contigo, son un recordatorio, una esperanza, parecen decir que estas cerca de Dios, que Dios esta contigo; las cercas a un costado de cualquier carretera tienen el mismo efecto en mi, si no veo una cerca de alambre de púas, mi corazón se preocupa. No puedo olvidar. Cuatro horas a pie porque no existían mulas disponibles en el Centinela, el camino poco a poco era consumido por la vegetación, la niebla y los ruidos silvestres. Respire por primera vez en esos lugares, la gente vive bastante por aquí porque saben lo que es respirar. La lluvia comenzó a apretar y solo había árboles alrededor. Me cobije bajo un cedro que solo permitía algunas gotas filtrarse a través de su espesura.

La noche cae como ninguna, mi angustia comenzó a exaltarme ya que sin luz ni lámparas, estaba perdido en el camino, apenas contaba mi reloj las 5 de la tarde y ya estaba totalmente en tinieblas.

Sin una luz que me orientara, sin cercas ni cables a la redonda, sin señal en el celular y cargando una valija de tamaño medio y unos 15 kilos de peso, decidí sentarme y esperar, de cualquier manera no podría ir a ningún lado. La noche suele tener ruidos muy raros, estremecedores si no se tiene ni idea de lo que esta sucediendo.

Mojado totalmente aguante un par de horas hasta que un sonido me despertó; luces, humo y algunas personas caminando.

Mi alegría se desvaneció cuando al acercarme a las aproximadamente 12 personas que venían caminando, logre ver a señores cargando una figurilla.

“La fiesta del patrón del lugar” -pensé.

Al acercarme y unirme a la caminata pregunte sobre Nuevo Chicayan sin encontrar respuesta alguna, camine mas aprisa para hablar con alguien de los lideres, quienes evocaban el nombre de Anya Thus. La figurilla parecía pesada y mi animo estaba volviendo a flaquear, aun mas cuando vi que la misma, se movió y me observo directamente a los ojos. Me detuve abruptamente y no atine a hacer nada, más que dejar caer la valija e involuntariamente sentir terror.

Seguí la caminata y una de las líderes me tomo del brazo y me pregunto sobre mi estancia en su caravana. Le explique lo acontecido y ella me autorizo a seguirlos, pero con una distancia de 5 metros atrás de los demás, por ser extraño y aun no tener la visión, por parte de Anya. Supuse que era una secta, algo que me preocupo, porque confirmaba los rumores que había sobre la zona, nadie quiso venir hasta acá a dar las clases de Educación Inicial. Hay muchos lugares a los que nadie quiere ir, por más paga que reciban, pero este era la primer experiencia laboral en mi vida.

Anya Thus

Durante la época de colonización, la huasteca intereso muy poco a los evangelizadores, quienes al encontrar tierra fértil para su doctrina en el centro del país, se olvidaron de la zona, a la cual ignoraron durante mucho tiempo. Las pirámides intactas sepultadas en la selva atestiguan a favor de esa teoría. Una creencia regional decía que Xoltlasqui, la Diosa Totonaca caracterizada por su baja estatura y que presidía la bóveda celeste donde habitaba Tlaloc y en honor a la cual se fundo el Tajin, se encarnaría en el futuro en una niña que no sobrepasaría a estatura que obtuviera a los 3 años. La traducción ofrecida por el historiador Juan de Colmenares castellanizo el nombre a Ana Luz. Anya Thus era realmente a quien se refería. La historia quedo por allí sepultada para todo el mundo, excepto para los huastecos, quienes la adoptaron como una profecía que animaba lo más profundo de sus corazones. La mezcla religiosa hizo que se le esperara con una idea más bien Guadalupana. Y los años proféticos llegaron. Y una enana nació.

La enana fue bautizada por la iglesia católica de la región como Ana Luz, pero al pasar los 12 años, fue oficialmente proclamada como Anya Thus.

Anya comenzó a ser venerada, porque además de ser enana, ciertamente poseía una personalidad enigmática, seguramente creada a base de tanta admiración y misticismo alrededor de su existencia.

Esa noche Anya cumplía 33 años. Justo la edad de Jesucristo al morir.

A partir del nacimiento de la pequeña, no volvió a dejarse una sola niña viva en la zona. Al estar embarazadas y por medio del tacto reconocer en el embrión el sexo femenino, el aborto era una regla sin excepción. Anya ha procreado 13 hijos, de los cuales, ha abortado 4 mujeres. Los restos no fueron incinerados, fueron ingeridos por el pueblo en representación de la carne y sangre de la Diosa de la Bóveda Celeste.

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De todo esto me entere poco a poco. El viaje duro cerca de 6 horas esa noche, yo enferme al llegar y no supe de mi hasta la siguiente noche. La mujer que me recibió en su casa, quien se llamaba Inés, me preparo de comer y a diferencia de los demás hablaba un español normal. Me contó lo de Anya y me describió el pueblo, las personas y sus puntos intocables. Había por ejemplo quien no debía ser molestado si vestía de rojo o negro e incluso quien los días martes, reía sin parar y no hablaba con nadie. Era raro también entender que no había niñas, la verdadera razón la supe un poco después, cuando Inés fue a ver a la partera para conocer el sexo del feto.

Mis enseñanzas sobre la paternidad responsable, los libros y videos fueron ignorados por la mayoría de las mamas, extrañamente poco a poco algunos padres se acercaron a mi en busca de conocer mas sobre que hacer cuando los niños se enfermaban.

Alguien me dijo que me fuera, que no me necesitaban, pero la juventud es demasiado impetuosa, yo me negué y con una sonrisa, mande al carajo a mis detractores. Hasta que yo rogué para que me sacaran del pueblo.

Inés fue con la partera y esta le confirmo sus sospechas. Era niña.

Esa misma noche se reunieron los habitantes de Nuevo Chicayan y presencié lo mas horroroso que jamás podré ver, desnuda totalmente, Inés con un silencio triste, dejose introducir opio y unas pinzas…su bebe salio por su vagina. El engendro se movía un poco y aun destinado a morir, fue tomado en vida por Anya y mordido sin escrúpulos. La gente se arrodillo y me fue dirigido un pedazo de el rostro de la bebe. Me intente negar, pero no pude con la presión emocional, solté un llanto desolado y mordí a la hija de la única mujer que apreciaba en el pueblo. El padre de la niña lucia aterrorizado y a punto de llorar.

Mis intentos de salir fueron infructuosos durante mucho tiempo, al principio busque salir caminando pero llegaba el punto en el que ya no se distinguían veredas, pareciera que la gente volara y no dejase huellas a lo largo del tiempo; después busque la ayuda de la gente pero nadie me quería. No había tiendas ni teléfono, nada de luz eléctrica ni modernidades.

Mi trabajo resulto totalmente inoperante, mi sueldo se depositaba a l cuenta de Banamex y tenia yo 1 año para quedarme en el programa, el reporte seria anual por las crcunstancias en las que me encontraba, lo difícil del traslado. La confianza estaba fincada en que yo permaneciera allí. Nadie me busco y nadie me ayudo a salir.

Los días pasaban lentamente, al ver a las mamas gritándole a los hijos, llevándolos a rendir culto a la “Diosa” del pueblo, al observar que hay teorías que nunca funcionaran con cierto tipo de personas…al ver todo esto, mi frustración fue haciéndome enfermar. Y envejecí sobremanera esos meses.

Hasta que un día decidí salir. Me metí a la capilla donde vivía Anya, entre a su alcoba y la tome por el cuello, con un cuchillo la amenacé y salí rumbo a la carretera. La gente espantada y con miedos terribles, dejaron que me la llevara, ¿Quién mejor que ella, que había recorrido la zona cómodamente cientos de veces, para llevarme al Centinela?...

Ella pidió que no nos siguieran, tranquilamente expreso que volvería al tercer día…vaya fanatismo. La cargue y caminamos por horas, pero ciertamente no llegamos a ningún lado. Me perdió a propósito. Yo era aventado y un poco impulsivo, pero jamás mataría a nadie. Le grite durante mucho tiempo, le implore que me dejara ir, que me indicara el camino. Una cara fija, con una sonrisa malévola mostrando los dientes fue lo único que vi. Parecía una muñeca. Caí dormido en la noche.

Al despertar estaba solo y con un hongo azul enfrente. Llore y dude en comérmelo. Lo ingerí.

El Gobierno del Estado de Veracruz y el municipio de Panuco me regresaron a Xalapa, la ambulancia fue pagada y yo inmediatamente obtuve una plaza en la SEP como director de programas de educación alternativa. Hace poco logre recordar mas sobre como llegue a Panuco.

Hace poco también me entere de la muerte de una “curandera” llamada Ana Luz López; quien trágicamente fue asesinada por un hombre que “se negó a pagarle por sus servicios”.

Mi esposa me ha dicho que esta embarazada. Estoy triste y no tengo hambre.

Mi mujer no sabe de esto, pero mi corazón no puede seguir. No puedo soportar la idea de que, a los 5 meses que tiene de embarazo, nuestra hija, debe ser muy similar a la bebe, que comí.

Esa noche me sedujo el ritual, baile alrededor de Anya y ebrio, tome la sangre de la hija de Inés. Por eso ella no me ayudo a huir. A mis 23 años, tengo la vida desecha y no puedo dormir.

Hija, espero que entiendas porque decidí quitarme la vida.

Con amor. Tu padre. Perdóname.

Y ASI LO "CREE" EL ATEO®...

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