Chingue a su madre el que se ofenda.

18 febrero 2006

DEBACLE Y DESCONCIERTO...

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Las frías tierras de Edimburgo me sirven hoy de aliento estructural, en un plano paralelo a mi presente. Es interesante descubrir todo lo que fundamenta una simple filosofía basada en libros de preparatoria y universitarios, de antiguos autores europeos y modernos franceses, el postmodernismo y el renacimiento, aunado a la idea de conquista, la contraposición de la modernidad, ante lo tradicional.

The Royal Mile o The magnificent Mile, de vuelta tras días de observaciones para la edición de la pagina de la BBC en México, ya divago entre la conveniencia del slang como punto de partida del futuro de nuestra cultura comestible.

Regreso a América, a la contemplación reprimida, a el eterno reproche de no alcanzar las cimas y sin entender el por que de mi alejamiento respecto a las masas.

Pero que pinche divertido me resulta viajar, conocer el mundo y regresar a la misma mierda. Es interesante por lo menos hacerlo una vez cada cierto tiempo, que pasar toda una vida con la ilusión silenciosa. Que chingon es montarse en un avión, si es de tres pisos y con azafatas sajonas mejor. Que cabron es poder platicar con un tipo desconocido nacido en Dinamarca y no ser tan pendejo como para no compartir mi gusto por Lars Ulrich o su tocayo, Von Trier. Mas profundidad es evitada, soy un pendejo.

Es ensordecedor ser turista, ya entiendo las múltiples deficiencias de los viajeros de tour a Europa. Los viajes de la mano de amigos y con mochila al hombro, para conocer la historia y monumentos extranjeros dejan una huella peculiar: Conmiseran condenando y atando al snobismo que tanto repudio.

He afirmado también mi falta de necesidades afectivas; tener “amiguis” para dar pasos por la vida se me antoja aburrido, no inútil, ni deprimente, ni ridículo; simplemente me es aburrido. Tener que explicar lo que pasa, lo que creo o lo que sucede con afán conciliador, amigablemente condescendiente no es mas que pesadumbre y pereza. Desde hace un tiempo me he decidido a tener la menor cantidad de amigos, me resulta mas fácil y favorece mi hueva. Tener muchos amigos es algo a lo que aspiro pero soy incapaz de lograr, así que mejor, lo disfrazo pidiendo un crossaint a la British Airlines. Ay dolor.

Pasando horas mirando hacia el atlántico y siguiendo ruta sobre islas perdidas, recuerdo Tijuana. Sin dudar que me la paso bien allá, la ciudad no terminara de ser intrascendente y mierdosa. El nihilismo es una enfermedad con la que vivire siempre. Todo se me antoja tan irrelevante, que imagino no lograre nada nunca, lo cual no me importa, ya que el esfuerzo no servirá para nada mas que disponerme cómodo ante la vida; y ya estoy bastante acomodado.

Tendré que morderme un brazo y aguantar la depresión que sobreviene a mis salidas fuera de México, en especial de la horrenda Tijuana. Mi casa en el ejido Matamoros va bien, a punto de terminar de pagar el terreno, ya estoy bardeandolo, supongo que el olor a cañería ajena no debe ser tan insoportable si me mudo y no pago renta; bajar luz de postes públicos mediante diablitos me dibuja una venganza tan pequeña como mi futuro en México.

Algún día regresare a estos aviones y no será con boleto redondo.

Y ASI LO "CREE" EL ATEO®...