RELATO FICTO -- PROPALAR POR PLACER

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Llegue a Monterrey y efectivamente, solo llevaba un poco de dinero, mi maleta y unas copias impresas ilegibles en blanco y negro del primer cuadro de la ciudad. En pleno aeropuerto, lejos aun de Apodaca, sin tomar mucho en cuenta las posibles opciones, el consabido gasto del taxi me coloco con mucho menos dinero enfrente del Arco de La Independencia. ¿Porque se me ocurrió ir allí?, no lo se, pero me entusiasme con la ciudad al conocer Reforma, López Rayón y en general, todo lo que rodeaba a la central camionera.

Doscientos pesos de taxi. Putamadre.

Camine un poco y felizmente opte por dejar intactos los viáticos y no tomar la vía diplomática de presentarme en el vestíbulo del Fiesta Americana Monterrey, hábilmente, con un manejo inteligente de algunas facturas y la compra de otras tantas, podría justificar el gasto del dinero otorgado por Yung Tse Mexico S.A. de C.V.

Optando pues por los viáticos mejor aprovechados, me hospede en el Hotel Lozano, apenas unos pasos adelante del metro Cuauhtemoc y rodeado de los atractivos base de toda ciudad decente. Cantinas y bellas putas que me hacían “Shhh, shhh”…

El primer día disfrute de unos tacos de caballo bien servidos, brinque a otro puesto y devore un par de órdenes de tacos al vapor, fenomenal, con veinte pesos me había comido bastante grasa y col suficiente como para aguantar lo que realmente importa, la cerveza.

Los borrachos de Monterrey tienen un detalle curioso, en realidad, si son codos, vividores y algo muy similar a los despreciables teporochos chilangos, quieren amanecer pisteando con treinta y cinco pesos. El Munich, (López Rayon esquina con Colon) fue mi albergue la primer noche…Amanecí en Miguel Alemán Norte, como a veinte kilómetros de distancia. Sin zapatos pero feliz.

A quien quiero engañar, no me quede en el Munich y acabe en el zócalo, viendo lastimosamente pasear riquillos afeminados que estudian en el TEC o en la UDEM, bola de maricas. No me hospede en el Hotel Lozano, sino en el Johnson de Zaragoza y no tome caguamas, solamente bebidillas con chamoy.

Sentado en una cantina del Barrio Viejo, medite acerca de muchas pendejadas, una de ellas, este pinche blog.

Pensé que era necesario crear algo realmente impactante, algo que jalara gente, para subir mi numero de visitas, durante unos minutos intente rebuscar (nótese pendejos, rebuscar, no rebajarme, pa’ que no empiecen a estar chingando) el nivel de pendejez que es mas común, ese de los pinches blogs como el de Zel y demás mamones que se creen poetas y se la pasan haciendo amigos, tal vez contar pendejadas en forma de cuentos cortos como antes o quizás publicar fotos mías con mis “múltiples amistades nice” para jalar mas gente y amablemente simpatizar con ellos, claro, siempre y cuando lamiendo egos ajenos. Supuse que seria interesante hacerme amigo de los más leídos del país y del extranjero, tal vez seria complicado, entonces divague entre decir que el Huevo, José Luís Ávila y Ociotakus son una mierda o una chingoneria. Imagine escribiendo mi diario y así lograr tener un mayor numero de visitas, o disponer de un servidor para que bajen porno o música. Tal vez poner un podcast vendría a refrescar mi blog. Algo tendría que copiar. Después me rasque los huevos por encima del pantalón y tire a la verga el chamoy, me pedí una caguama Indio y pase a otro tema que me preocupaba de igual manera: Que hubiera sido de Pajarito si hubiera sido toreado, ¿Seria acaso un toro indultado o habría matado al torero?, gaste veinticinco segundos adicionales en este tema de preocupaciones de primer grado.

En eso, una mujer de piel blanca, atractiva y sumamente inquietante me hizo plática.

Y mi vida cambio.

Hace un tiempo, al dejar y ser dejado por mi la belleza que decía ser mi novia, pensé que el mundo terminaría, hoy, desde otro ángulo, me alegro de no estar con ella. Sin afán de ofender, pues lo superado da pauta a un juicio parco pero sincero: Que limitado estaba yo y que pendeja era ella.

La mujer de piel blanca me hizo recuperar la confianza en mi mismo, en mis posibilidades y en los besos. Besar nunca antes fue igual. Nunca beso demasiado, me aburre, me desespera, puesto que lo único que busco es el contacto sexual. Allí lo olvide.

Y el sexo, coger se me antojaba demasiado burdo como para nombrarlo así. Hasta que desperté en la cama del hotel orinado y vomitado. Recupere la razón y recordé la película donde salía la mujer de piel blanca. Ahh Nicole Kidman, no sabes que es vivir así…

Me regreso soñando con Monterrey, sus calles, montañas, puentes, empresas, desarrollos habitacionales, su cerro atravesado por avenidas, su Barrio Antiguo, su Arena Mty, sus estadios. Regreso a Tijuana reafirmando dos cosas, uno: quiero largarme de esta horrenda ciudad y dos: cuando me largue, me iré a Monterrey, la mejor ciudad del país.

Y ASI LO "CREE" EL ATEO®...