Chingue a su madre el que se ofenda.

29 marzo 2006

RELATO FICTO -- VEINTIUN CENTIMETROS

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Ella no era una puta, no lo era en el sentido grosero y ofensivo de la palabra, no lo era en el sentido común, prostituta. No lo era.

En aquellos tiempos, la felicidad jugaba en mi bando, prácticamente todo era aceptable a tal punto que podría fincar mis colmillos sobre la utopía del amor y osar alcanzarla; comía bien, dormía bien, cogia bien. Ella siempre estaba allí.

Tardes riendo y bromeando frente al río, pasando los puentes tomados de la mano, sintiendo día a día el paso efectivo y notable de las estaciones.

De piel blanca, deslumbrante, sus dientes afilados, dentro de una sonrisa donde sobresalían bellos colmillos, los cuales al besarla buscaba instintivamente para comprobar su autenticidad, sus senos, sus caderas, los olores que despedíamos después de revolcarnos.

Ella aun asistía al colegio, por las tardes la encontraba fuera de los edificios escolares, al terminar mi jornada laboral, en un almacén de artículos domésticos. La esperaba media hora, siempre exacta, era la primera de su clase en salir, me buscaba con la mirada, corriendo acudía a mi, me abrazaba y nos besábamos. Hermoso, piénsenlo.

Así pasamos unos diez meses, felices, agradándonos mutuamente, entregados. Poco sabia de ella, poco sabia de mi. Era un acuerdo no escrito sobre como sobrellevar las cosas, nuestros mundos aunque similares, no se tocaban en ningún punto, ella vivía a mas de diez kilómetros de mi casa, yo cambiaba de casa constantemente, donde nadie me conociera, ella vivía con sus padres, yo con un gato. No proclive a tener amistades, me dedicaba a ella, a mi trabajo y a mis vicios. Mis vicios eran radicales, pero nunca dañinos. No sabia de ella, solo que viva en la calle trece y que sus padres eran gente muy religiosa, además, ya bastante entrados en años, unos setenta su padre y unos sesenta su madre. Cursaba el séptimo grado en el colegio y pronto tendría su certificado, trabajaría en una oficina muy lujosa y se casaría conmigo. Me amaba.

Ella de mi, solo sabia que no tengo padres, que mi sueño era no preocuparme de no ser nadie y que la única cosa que amaba en el mundo, era un gato que llevaba por nombre Fivvo.

Una tarde, después de revolcarnos (ahh, dulce amor, que hueles horrible y se siente divino), ella estaba fumando un cigarrillo y yo leyendo el libro de un ruso frustrado, cuando le comente:

- ¿No te parece que, al nivel de creencia cristiana, Dios murió en la cruz efectivamente?; digo, al que crucificaron fue a “Dios”, el murió allí, quien a su vez había venido a salvar del pecado a sus hijos, lo cual lograría dejándose caer al poder de el odio y el pecado extremo, fue muerto y eso limpiaría a los culpables, siendo esto un sacrificio ante Dios padre, que a fin de cuentas es el mismo, porque la trinidad consta del espíritu santo, quien se le metió a Maria por el culo, ya que era virgen, por allí entro, no hay duda de eso; el era el hijo y a la vez el padre, porque la trilogía no se separa…en fin, a lo que voy es que en realidad abandono al mundo, por eso ya no hay una Biblia actualizada, con un “Posmoderno Testamento”…¿Cómo ves?...

- Estas loco, mejor agarrame aquí…

Puso su entrepierna aun caliente encima de mi mano, la cual comenzó a juguetear…

- Hablando de culo… ¿Te han dado por el culo?...

Yo sabia que ella había tenido experiencia sexual antes, se noto la primera vez por su forma de tocar, su maestría al no raspar con los dientes, al tener un orgasmo rápido fabricado por ella; a mi pregunta sobre el tema, solo me respondió (ya meses atrás), que no preguntara sobre eso. Y acepte, deje el tema y termine dentro.

- Digo, nunca lo hemos intentado, me preguntaba si ya lo has hecho y acaso no te gusto..

La conocía bien, su mirada baja ignorándome tensamente indicaba su incomodidad, mas se me antojo necesario presionar…

- ¿Con cuantos has cogido?

- ¿Para que quieres saber?

- Simple curiosidad

- No quiero hablar de eso

- Yo si…

- Pues yo no, carajo.

- Te jodes, ahora me dices

- No te diré ni puta madre

- Pinche pendeja, ahora veras que me lo dices

Las platicas sin objeto especifico suelen terminar en esto, ya lo habia experimentado con un buen amigo, con el cual de hablar sobre jitomates, llegamos a temas de politica. No debimos llegar a eso, seis puntadas en su sien lo testifican…

Después de un forcejeo verbal me lo dijo…

- Me he acostado con cinco personas antes que tu, tu eres la ultima y te amo, jamás volvamos a hablar de esto.

Algunas veces dejar las cosas enterradas es lo mejor, algunas veces es imposible hacerlo…

- ¿Te gusto?, ¿Quiénes eran?, ¿La tenían grande?, ¿Te la metieron por el culo?...

Amistades muy cercanas, después del acontecimiento que narro, me sugirieron la idea de que padecía de una inseguridad aberrante. Yo me justifique con el pretexto de que era conocer mas a la pareja, estar dentro de sus zapatos en todo…la verdad es que no soportaba la idea de que hubiese disfrutado mas al coger con alguien mas que conmigo.

La verdad no era esa, la verdad fue mi inseguridad. A la mañana siguiente desperté y no estaba, seguramente estaba en casa de alguna amiga desde la cual telefoneo a sus padres y justifico su ausencia, rutina varias veces ensayada y practicada. Si algún día tengo una hija, no podrá verme la cara de pendejo.

Esa mañana, entre al baño y me masturbe. Mientras tenia la erección al máximo, tome una cinta de medir y procedí: veintiún centímetros, me midió veintiún centímetros, unas ocho pulgadas…

Sin nada que hacer, me puse mis tenis más cómodos (y viejos) y una bermuda. Salí al parque y corrí unos quince minutos, hice unas lagartijas descompuestas y renuncie en la abdominal numero treinta. Regrese a casa y me mire por mas de una hora desnudo frente al espejo.

Los días pasaron y no busque a laputaconseispalosensuhaber, así le llamaba en mi cabeza, así la nombre después de nuestra platica. Fingí que me divertía imaginarla llorando ante negros, asiáticos y sajones; cinco penes, cinco continentes, vaya suerte en geografía mujer…

Me dije que era bueno esperar la llegada del primer aniversario. Pasaron casi cuatro semanas sin verla, sin buscarla en el colegio…carajo, ya había salido del colegio, ya hace un par de semanas…ella tendría que buscarme.

Y paso el aniversario, paso el gran día y no vino a buscarme. La busque entonces, convencido de gritarle todo tipo de insultos, lo puta que era, preguntarle cuantos se habían montado en ella desde que no me veía, insultarla hasta hacerla pedazos…después lo pensé mejor y la abordaría comentándole de mis veintiún centímetros, de mis tres kilos menos, de mi talento adquirido al ensayar salsa con mi amiga Enriqueta…pero no la encontré.

Nunca fui con ella hasta su casa, solo tenia una idea de donde estaba ubicada, toque las puertas de dos decenas de viviendas de interés social, en ninguna la localice. Vigile entonces los lugares que frecuentábamos, cafés, librerías, neverias, cine. No la encontré…

He pasado días horribles, llamando a su móvil, visitando casualmente las oficinas donde ella seguramente buscaría empleo, consultando bases de datos de empresas en Internet, preguntando a los maestros de su colegio. Pase momentos amargos al llorar en mi casa cada sábado y domingo de los últimos diez meses, no salgo mas, no hablo con nadie, no hago ejercicio y peso nueve kilos menos. Rara vez puedo dormir, mi barba esta creciendo sin oposición desde hace dos semanas, solo impedida por ordenes de mi supervisor en el almacén. Las sopas instantáneas constituyen mi comida base, agua y mis vicios no existen. Cuando estoy de humor, de gran humor, leo los tratados pedagógicos de Paulo Freire, también me he aprendido asuntos de criminología del siglo diecinueve.

Hace un año exactamente pudimos estar festejando nuestro primer aniversario, este seria el segundo. Lo festejaríamos en ese buffet que veo frente a mi, donde sirven un pastel delicioso. Siempre pasabas por aquí y lo veías rumbo a tu casa. Soñabas con ir y yo te prometí que te llevaría a cenar allí, vestidos de gala y en un auto. Gracioso, estaba dispuesto a rentárselo a quien fuera para verte feliz. Contemplo los pasteles, me mojo los labios y abandono la idea de entrar, meto las manos en mis bolsillos vacíos, acariciando solo mis llaves. Camino a casa.

Tu me ves desde la esquina, derramas una lagrima y caminas hacia mi; yo sintiendo, intuyendo, volteo y… Ella no era una puta, no lo era en el sentido grosero y ofensivo de la palabra, no lo era en el sentido común, prostituta. No lo era.

No debo fantasear mas, debo caminar a casa y dormir.

Y ASI LO "CREE" EL ATEO®...

3 comentarios:

Sergionidas dijo...

Jajajaja.. "¿Te han dado por el culo?"... Jajaja, Muy buena historia Paisano

Sawebo dijo...

no mamar, me dejaste impresionado we...

Anónimo dijo...

Very nice site! » »