Chingue a su madre el que se ofenda.

16 octubre 2006

LA PARADOJA ENFERMIZA, DE SER CHILANGO.

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En un sentido elitista y ciertamente necio, ser chilango, es de lo más rescatable en cuanto a rasgos sociológicos y culturales de nuestro país. Los defeños (para aquellos que alegan los origines etimológicos y demás babosadas, de la palabra chilango), son las personas mas llenas de “mexicanidad” en todo el país. Caminan por las calles donde se ha firmado la historia de México, disfrutan de los museos donde se guarda el pasado antropológico y creativo de los rincones de la nación, como gran metrópoli, sus habitantes tienen acceso a múltiples expresiones de cultura internacional, mundial.

Pero también contiene en su “semi nacionalidad’ a los especimenes mas despreciables del país, aquellos tipos que son el resultado del experimento que vomita la gran ciudad; el resultado de la direferencia entre clases, de la brecha cultural entre los que tienen y los que no.

Y deleitándose con la buena vida del defeño adinerado, caen en la soberbia pendejez del que se siente en el ombligo del mundo, del puma que pretende que su “alma mater” es lo mejor que existe, del culturoso que ya planea como festejar el día de muertos y se empeña en “salvar” la tradición de los Reyes Magos.

El defecto mas ridículo del mexicano del centro del país, es estar lejos de la frontera con Estados Unidos, que mas allá de ser la nación que es, si representa un referente indiscutible que te proporciona una visión mas real, de la supuesta grandeza de México y sus capitales. Un defecto más, es su poco conocimiento de viva visión, del extranjero. No es malinchismo, es una opinión basada en el conocimiento de causa, fundamentada.

Ningún rasgo de nuestra mexicanidad, debe ser ensalzado, solo por el hecho de compartir nacionalidad, eso es una estupidez que los chilangos no pueden apreciar, para ellos, el centro del mundo es Aztlan. No solo los chilangos, sino los iniciados y avanzados en el intelectualismo Mexica.

La paradoja que ofrece ver chilangos negritos, con cabellos parados y camisetas del América, frente a blanquitos de traje, que con ojos verdes y azules ven las calles con el optimismo del aire acondicionado y frenos antibloqueo de autos que siendo ensamblados en México, representan el primer mundo aun conociendo el extranjero; no se compara con la maniqueísta obsesión de olvidarse de los problemas, ya sea con alcohol o con arte experimental.

En mi caminar me he encontrado con grandes chilangos, que tienen mi admiración, aun cuando esta disminuye, al verlos pavonearse por tener trajes de Men’s Factory y usar Zaga con zapatos Flexi. Su grandeza se reduce a la que provenga de la ciudad de México.

Y ASI LO "CREE" EL ATEO®...

1 comentario:

Anónimo dijo...

AMEN POR EL ESCRITO DEL CHILANDO
MEJOR NO LOS PODIAS DESCRIBIR.

SALUD POR ESO