Chingue a su madre el que se ofenda.

09 diciembre 2008

CUENTOS CORTOS DEL NARCO - LOS 50 BILLETES DE 500

En estos tiempos de modernas costumbres que lucen tan añejas como nuestra efímera estancia en las ciudades, en las casas, en la vida, las mujeres de las grandes ciudades ya no cuidan de sus hijos, los tienen como el accesorio que hacia falta después de comprar todo lo necesario y viajar todo lo alcanzable. En el mejor de los casos como consecuencia de la monotonía, la presión de la familia y el disgusto del marido por usar condón o gastar 200 pesos al mes en pastillas y no en caguamas.

Decía yo, que el hijo es el accesorio de moda y que ya no lo crían, sino, se paga por criarlos a una conocida, a una amiga de la señora que limpia la oficina o una guardería anunciada en los clasificados del periódico que se desdobla sin fin y sin solución reversible; al infante pues, hay que llevarlo al kinder, con la cuidadora o el pederasta amigo de la señora de la limpieza que terminara por lastimar el área genital del menor y salir en ”La Galería del Mal” de la 2da edición del periódico local (De Vázquez Raña o corrupto sindical de su comunidad).

Al llevarlo al kinder, entre eternas obras viales (también de su comunidad, la que nombre) la desesperación de los automovilistas, camioneros y respetables transportistas públicos (educados y respetuosos de los reglamentos, de su comunidad, la que guste) la madre logra encontrar un respiro y desfogue al final de la fila de un solo carril, causada por una repavimentación de un boulevard mal hecho hace 2 o 3 años. Siempre adelante durante todo el trayecto, una camioneta GMC blanca, vidrios polarizados y motivos sinaloenses (es la mejor manera de explicar un escudo semejando el Nacional, pero con la leyenda “Estados Unidos Mochicanos” y el águila parada sobre una hoja de marihuana.

Llevando al niño en el asiento trasero de un sedan noventero, escuchando algún popular programa de tribuna publica (de esos donde un cabron rabo verde lleva como treinta años perdiendo el tiempo con sus radioescuchas, en la comunidad de su elección) y con la prisa de regresar por el maldito boulevard pesadilla que acaba de superar, para trabajar 10 horas metida en una pinche oficina de servicio al cliente, se topa con la camioneta blanca en un crucero de semáforo inteligente (de tan inteligente, la gente no le entiende y termina por hacer su rechingada gana). La camioneta no avanza al mostrar un reluciente verde el semáforo erudito, seguramente porque no encuentra el celular que esta cantando ya la conmovedora “Cumbia del río”

Atrás del auto de la mujer, en fila, se vislumbra en la escena, un señor maduro, en una camioneta Explorer verde, que haciendo notar su “outgoing personality” empieza a tocar el claxon (Que no es pito, es claxon) como loco, al momento que la señora ve bajar al tipo de la GMC y se acerca de ella, asomándose con su sombrero (atinaron, vestía sombrero) y dándole 50 billetes de 500 pesos (lo mas seguro es que fueron unos 5 de 50, pero así me lo contaron) y le dice a la mujer: “Por no haberme pitado, aquí tiene”.

La mujer sorprendida y asimilando lo que sucedía (además de cargar tanto pinche billete) volteo y el hombre ya se dirigía al carro de atrás, cuando de repente sonó un disparo.

Todo los carros seguían al compás del verde, la GMC se fue y quedando solo la mujer tirada en su auto (ignorando al accesorio que berreaba sobremanera), esperando a que la chingada se la llevara y el señor expresivo de la Explorer, con un certero balazo en la frente, recostado al volante y con su codo derecho presionaba la bocina, generando un pitido bizarro y reconciliante.

La señora llorando al ver que la verga no se la había cargado, recogió el dinero y se tomo el día. La policía llego cuarenta minutos mas tarde.

REFUGIADO ANTE LLUVIA ÁCIDA, EN TIEMPOS COMPLEJOS, EL ATEO LO ESCRIBIÓ ASÍ...

1 comentario:

Anónimo dijo...

jajajajaja, pfff te la mamas como si eso de verdad pasara en mexico jajajaja

excelente cuento ateo que bueno que regresaste sigue escribiendo