En varias ocasiones escuche hilarantes debates al son de la conveniencia de que el narco pacte con el gobierno, de que la tranquilidad de una sociedad vale mas que cualquier hipócrita concesión.
A partir de la segunda semana de Enero, los “crímenes de alto impacto” han disminuido al grado de que no aparecen en los medios locales, que decir de los nacionales, donde la línea dictada “desde arriba” es mas poderosa que la palabra de Dios.
En las conversaciones mencionadas, la mayor parte de la gente acordaba en que la negociación debía darse, al ser el ejercito y las fuerzas policiales del país, insuficientes y nefastas en la atención de la delincuencia organizada desatada, así que lo mejor era reunir a las cabezas correspondientes para arreglar el asunto como machitos y declarar tiempo de palabra de honor. Yo en alguna ocasión disentí, increpando que la aceptación de algún acuerdo continuaría con la serie de errores y comportamientos retrogradas que se han encargado de joder a México, la corrupción por la ineficacia.
En Tijuana hay delitos en estos días, disfrazados de ejecuciones o comandos armados, lo cierto es que el acuerdo violado por las riñas entre delincuentes habían llegado a un extremo peligroso para México como país, por lo que la instrucción ha llegado si no quieren conocer el verdadero poder del ejercito y el estado, el poder de soldados afectados por ver a compañeros decapitados.
¿Recuerdas las narcomantas donde los narcos se dirigían al presidente como: “Con todo respeto Señor Presidente”? ¿Pues no que les vale verga la Ley y las instituciones, que matan funcionarios y viven al margen de las reglas de la Republica?
La policía y el Gobierno, no están compuestas por ineptos, ineficaces, tontos o cualquier adjetivo parecido, están conformadas para aprovechar la disfunción de la sociedad en distintos niveles, utilizando al estado como fuente de riqueza, en su modalidad de abuso del poder.
En Baja California los acuerdos han llegado, el TEO se ha quedado con Mexicali, Ensenada y Tecate y El Ingeniero, se ha quedado con Tijuana y Rosarito, al vals de ex amigos que han acordado una tregua con el visto bueno de los altos niveles policiales federales y militares, para reagruparse, refinanciarse sin violentas muertes y balaceras recalcitrantes.
A Tijuana le espera un periodo de calma, mientras observo la felicidad de las familias que pasean por los centros comerciales viviendo bajo la protección de un gobierno hipócrita que consiente y negocia, que teme y participa, de toda la mierda que en México, se repite casa por casa, desde el desayuno, hasta la cena.
REFUGIADO ANTE LLUVIA ÁCIDA, EN TIEMPOS COMPLEJOS, EL ATEO LO ESCRIBIÓ ASÍ...
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