Chingue a su madre el que se ofenda.

25 mayo 2009

EL CHAPO Y EL PAN, VAN A MISA JUNTOS

La lucha contra el Narcotráfico se puede traducir a una tercia de definiciones: Acuerdos, Catolicismo y Chapo Guzmán.

Las diferentes corrientes ideológicas dentro del Narco en México definen la lucha contra el crimen organizado por parte de Calderón: Un gobierno católico que, de los males necesarios e inevitables, prefiere el menor, el mas moral, el mas católico. Los mausoleos extravagantes de la escalada sinaloense están representados totalmente por la religión católica y niegan cultos raros como los michoacanos que dan doctrinas religiosas alternativas para poder reclutar soldados, así como niegan a la santa muerte.

Las familias tradicionales y derechistas del país, los empresarios y los nuevos agricultores, forman parte de la misma sociedad, de esa que hace bautizos y apadrina en toda la extensión de la palabra, la misma sociedad que disfruta de la riqueza, ya sea por la venta de drogas o por la venta de camionetas FORD al gobierno federal. 

Esta sociedad, repele las cuestiones ideológica y espiritualmente asimiles, nuevas, minoritarias, mas allá de su hipócrita rechazo al consumo y trafico de estupefacientes.

Cuando los amigos de Calderón se han planteado un combate abierto al narcotráfico, han declarado este ineficaz, amañado y corrupto intento de reivindicación publica del gobierno panista, lo han hecho directamente a los rivales del Cartel de Sinaloa. Hasta sus cifras lo confirman.

Nunca hay detenciones importantes de integrantes o lugartenientes del cartel en ninguna zona del país, el Operativo Culiacán Navolato ha sido una farsa sin posibilidades de defensa. Siempre se hacen decomisos sin personas detenidas, se roban avionetas y luego las regresan, se escapan capos de penales de alta seguridad en carritos de lavandería. Es tan fácil como investigar a las viudas y familiares de indiciados, libremente circulando en Mocorito, Guanacevi, Navolato y demás rancherías del rumbo.

Pero no sucede nada. Y no es cuestión de corrupción policial, es cuestión del peor de los males. El cartel de Sinaloa no mata niños, no mata mujeres, no son una bola de animales, han leído narcomantas. El Chapo es una especie de súper villano bienintencionado, de esos que reparten lo que roban a los pobres, ese mexicano que aparece en la Revista Forbes, que conquista el mundo, que no falla penales, el Chapo es el héroe de los mexicanos fracasados, de esos que aspiran a cargar un arma e inmolarse por el.

Ellos se autodenominan los buenos, gente del pueblo, gente que quiere trabajar, que quiere establecer un patrimonio para sus comunidades, que derrama economía a su paso, que defiende al Sr. Presidente y se dirigen a el como la cabeza del país, en sus narcomensajes.

La lucha se ha volcado contra la competencia del cartel y es bueno. Es bueno lo que se hace y para todos, de alguna manera, será bueno hacerse de la vista gorda y conformarse con que se ha hecho algo, en vez de nada.

En algún momento esto se controlara, cuando el Chapo Guzmán sea propietario de México. Y si, ser propietario significa poder hacer y disponer de cualquier cosa, de cualquier persona e institución dentro de México, hasta de la mismísima voluntad del gobierno.

Esto no es cuestión de quien gane, ni siquiera es un asunto de Ganar o perder. Es un asunto de realidades no analizadas, de religiosos que desde la política o la mafia, deciden los destinos de un mar de humanos que debido a su conformismo, ese que cargan en su “mapa genomico”, acabaran por preferir hacerse pendejos, que siquiera considerar la no tan hipócrita posibilidad de legislar la producción, venta, consumo y distribución de drogas.

Yo prefiero ir al Oxxo por un cigarro de mota o un pase de Rivotril, que buscarlo en Terrazas del Valle en el laboratorio clandestino de mi preferencia, junto al rastro de perros, para los tacos de la resaca.

Es mas peligrosa la moral, que mil cuernos de chivo juntos.

REFUGIADO ANTE LLUVIA ÁCIDA, EN TIEMPOS COMPLEJOS, EL ATEO LO ESCRIBIÓ ASÍ...

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